lunes, 9 de junio de 2008

Entrevista para Anika Entre Libros por Joseph B. Macgregor





"La promesa del almogávar" es la primera novela de Francisco Oliver. Ha trabajado además como colaborador y columnista en el periódico de su ciudad El Diario de Teruel, aunque siempre le ha apasionado la investigación histórica, afición que queda patente en esta primera incursión literaria.

La historia parte de la conocida leyenda histórica de "Los amantes de Teruel" y comienza cuando Diego Marcilla parte hacia Montpelier, en compañía de su amigo Joaquín, para unirse a La Nueva Cruzada, proclamada por el Papa Inocencio III e iniciada con objeto de acabar con la herejía albigense o cátara, que parece estar bastante extendida en algunas zonas de la Corona de Aragón.

En "La promesa del almogávar", Francisco Oliver trata de dar respuesta a una serie de cuestiones sobre Marcilla que no aparecen en la leyenda oficial: ¿Dónde estuvo Diego durante tan largo periodo de ausencia? ¿En qué batallas luchó? ¿Qué peripecias protagonizó? ¿Cómo logró conseguir tan espectacular fortuna? ¿Consiguió serle fiel a su enamorada durante esos cinco años de ausencia?.




ANIKA ENTRE LIBROS


La promesa del almogávarparte de la historia de “Los amantes de Teruel” ¿Cuánto hay de real y cuánto de mítico en ella?



Francisco Oliver Jarque: Todo lo real y todo lo mítico que puede haber dentro de una leyenda. A estas alturas, ni los más escépticos dudan de la historicidad de la Leyenda de los Amantes de Teruel. Si bien es cierto que de haber existido documentos testimoniales y contemporáneos de los hechos, estos no han llegado hasta nuestros días.Precisamente se cumple este año el 50 aniversario de la aparición del Protocolo de Yagüe de Salas. En 1619, dicho notario turolense levantó acta del descubrimiento en la Iglesia de San Pedro de dos esqueletos que identificaron como los de los amantes de Teruel, y a los cuales habían accedido siguiendo las indicaciones de otro documento, muy antiguo, en el cual se narraba la historia e incluso indicaba el lugar del enterramiento. Fue trascrito parcial y rápidamente al Protocolo, entre otras cosas porque debido a su antigüedad se les deshacía en las manos.Tras esta operación las momias se recuperaron, pero con el tiempo el Protocolo de Yagüe de Salas desapareció. Hecho que fue utilizado durante siglos por los detractores de la leyenda para la negación de la misma. En 1958, trasladando unos archivos ocultados durante el conflicto civil, apareció cosido a un tomo.



Según cuentas en el epílogo del libro, la leyenda de “Los amantes de Teruel” no se quedó tan sólo en un fenómeno local sino que esta trágica historia llegó a traspasar nuestras fronteras. Encuentras referencias de la misma en una obra tan española como el Quijote de Cervantes, pero también en libros de autores europeos tan importantes cómo el Decamerón de Bocaccio o la Divina Comedia de Dante.



Francisco Oliver Jarque: Encuentro referencias pero yo no he descubierto nada, las similitudes entre el cuento de Girómalo e Salvestra del Decamerón (1350) y la leyenda de los Amantes, ya hace mucho tiempo que fueron investigadas. Así como la alusión a Marcilla y su Dama en la obra anónima del siglo XV “Triste delytaçión” recuperado por la norteamericana revista de historia “Hipania”. O la mención a Marcilla, a quién denominan “el francés” por el lugar a donde acudió a buscar fortuna, de otra obra de 1463 conocida como “El Cancionero de Herberay des Essarts”.Y lo mismo puedo decir de las alusiones a la Cruzada Albigense que pudieran figurar en la “Divina Comedia” o incluso el “Quijote”, que yo sólo me he limitado a recuperarlas mencionándolas en el epílogo.



¿Por qué es tan importante esta leyenda hasta el punto de crear una fiesta que reproduce los acontecimientos de la historia?



Francisco Oliver Jarque: Se trata de un fenómeno, un fenómeno sociológico y el nacimiento de una tradición. No hay explicación posible, es algo que habría que buscar dentro de la memoria colectiva y del corazón de los turolenses. Es un verdadero espectáculo comprobar cómo una vez al año toda una ciudad participa en esta recreación multitudinaria convirtiéndola en unas fiestas conocidas como “Bodas de Isabel”.
Participan todos, vistiéndose de época, agrupándose en gremios, oficios y familias, cambiando por unos días la faz de la urbe haciéndola retroceder hasta el siglo XIII, recuperando así su historia y preservándola para el futuro.



También es digno destacar, en este sentido, la existencia de la página web: http://www.almogavares.net. Me gustaría que me explicaras el por qué y el para qué de semejante propuesta.



Francisco Oliver Jarque:



Forma parte del mundo del recreacionismo medieval, es una forma lúdica y desenfadada de agrupar a interesados en la recopilación y recuperación de la memoria histórica de unos personajes, los almogávares, que pese a su posterior olvido, fueron piezas fundamentales en la historia de la Edad Media europea. Sus hazañas bélicas, su particular idiosincrasia, su epopeya, sus virtudes, sus defectos, atraen y siguen atrayendo a un público adicto al estudio de una época que pese a estar tan de moda, no hace sino repetir en libros, novelas y películas constantemente los mismos mitos, siendo los almogávares algo novedoso, lamentablemente desconocido y particularmente atractivo.



¿Cómo surge la idea de narrar en una novela precisamente los sucesos que no se cuentan en la leyenda original? (Por ejemplo, ¿Dónde estuvo Diego durante tan largo periodo de ausencia? ¿En qué batallas luchó? ¿Qué peripecias protagonizó? ¿Cómo logró conseguir tan espectacular fortuna? ¿Consiguió serle fiel a su enamorada durante esos cinco años de ausencia?)



Francisco Oliver Jarque:



Por interés, por curiosidad, y por inquietud. La recreación multitudinaria de la leyenda de los amantes de Teruel en esta ciudad produce todos los años un esfuerzo en la búsqueda de documentación histórica por parte de todos los grupos que participan en esta fiesta. Esta novela era una manera de ofrecer de forma resumida una exposición de cómo estaba formada la sociedad de aquella época, de cuál era su espíritu, sus estamentos, sus problemas políticos, religiosos y territoriales. Podía ayudar a que se tuviera una visión más completa de la Leyenda, suprimiendo su localismo y proyectándola dentro del marco histórico y europeo donde estuvieron encuadrados.



¿En qué te basas para pensar que Diego pudo participar en la cruzada albigense?



Francisco Oliver Jarque:



En los datos aportados por la tradición, los investigadores e historiadores. Recordemos, a modo de ejemplo, que Diego de Marcilla era súbdito de Pedro II de Aragón, monarca que precisamente murió defendiendo a sus vasallos occitanos en la batalla de Muret. Algo que no evitó que pasara a la historia con el sobrenombre de Pedro “el Católico”.



¿Cuáles son, según tú, las características más destacadas de este personaje?



Francisco Oliver Jarque:



Alguien que según la Leyenda puede ser capaz de morir de amor pero a la vez marcha a la guerra en busca de botín, tiene que tener una sensibilidad y unas peculiaridades muy significativas. No es fácil. Yo intenté solucionarlo enmarcándolo en una especie de camino iniciático en el que se convierte su bagaje, y en el cual se forma y se forja como persona.
Diego es casi un niño, un adolescente, cuando parte a la guerra, padecerá experiencias en las que comprobará lo mejor y lo peor de la naturaleza humana. Poco quedará de esa ingenuidad cuando regrese de la misma. Él, parte a pie, sin dinero y mal armado, es un segundón sin derecho a herencia. Cuando regresa a Teruel al mando de una pequeña mesnada, ha madurado, se ha fortalecido, tiene cicatrices en el cuerpo y en el alma. Y nada de lo que encuentra es igual a lo que dejó.



¿Cómo surge la idea de introducir además el tema esotérico: el santo grial, en qué consistían las creencias, rituales y símbolos de los cátaros?



Francisco Oliver Jarque:



Yo no creo, o al menos no era mi intención, lo de introducir el tema del esoterismo. Simplemente tenemos que comprender que para las mentalidades de la Edad Media todo tenía un significado religioso, y que cuando no era así, se suplía por la superstición, lo cual era una forma degradada de espiritualidad. Era una forma de pensar distinta a la actual en donde religión y sociedad no eran conceptos que estuvieran separados, no había laicismo.
Las creencias de los cátaros, que en lo fundamental tampoco eran excesivamente distintas a la de los católicos, tuvieron unas características y unos rituales propios cuya fundamentación y desarrollo no ha llegado de forma completa a nuestros días. Y lo poco que ha llegado, ha sido por medio precisamente de sus principales detractores.En cuanto al grial, sólo me he dedicado a mencionarlo de vez en cuando, para que el lector tenga constancia de que dicho mito universal nació en ese mismo momento histórico.



Me llama mucho la atención todo el capítulo en que se describe como la iglesia se ha apoderado a lo largo del tiempo de historias paganas que hace suyas para cristianizarlas, como por ejemplo, la leyenda del Apóstol Santiago…



Francisco Oliver Jarque:



A este procedimiento lo suelen denominar “proceso de aculturación”. Y tampoco considero que sea exclusivo de la Iglesia Católica, de hecho ella es heredera de muchas de las formas de actuar del Imperio Romano, el cual ya “romanizaba” de una forma similar, admitiendo en su panteón otras divinidades que finalmente homogeneizaba con las propias. Muchos templos cristianos se edificaron sobre recintos religiosos anteriores, muchos santos de distintas ermitas aún poseen similitudes con determinadas divinidades paganas. En cuanto al camino de Santiago, tengamos en cuenta que ya era una ruta sagrada desde el neolítico



¿Qué novedades crees que aporta tu libro al tema medieval esotérico? ¿Qué cosas cuentas que no se han contado antes?



Francisco Oliver Jarque:



Novedades ninguna. Particularmente considero que el tema medieval esotérico se ha convertido en una moda degradada que cada vez se aparta más de la realidad histórica.



También me interesa mucho cómo se explica en la novela el hecho de que los cátaros creían en el amor como filosofía de vida, y de un modo algo diferente al que se podía pensar en un principio.



Francisco Oliver Jarque:



En la edad media, hasta prácticamente nuestros días, el matrimonio era poco más que un contrato comercial (aún figuran las “Arras” en las ceremonias actuales). Creer en el amor, como un sentimiento libre y sublime, en dicha época, tuvo que considerarse toda una revolución.



¿Crees que han equilibrado bien la cantidad de información aportada, toda la documentación que han introducido, con la historia de las peripecias del almogávar?



Francisco Oliver Jarque:



Ha sido una tarea ardua pues se quedan muchas cosas en el tintero, no obstante he intentado combinar la exposición de la información con la narración de la mejor forma que he podido.



¿Tienes alguna teoría que explique la extraña muerte de “Los amantes de Teruel”?



Francisco Oliver Jarque:Creer que los amantes murieran de amor, no es un dogma de fe.Depende de la época, del momento, de la idiosincracia de la persona, e incluso de su estado de ánimo temporal. En una tumba de una villa del sur de Aragón yacen dos amantes, fueron separados, pasaron por lo que pasaron, lo suyo no pudo ser en esta vida, están enterrados para siempre, juntos, por la propia aclamación y voluntad popular que quedó sorprendida por el hecho.El amor como la sublimación del más alto ideal, descansen en paz.Y es que, cuando somos espectadores de la recreación de esta leyenda, todos nos sentimos un poco Diego… Y un poco Isabel.




ANIKA ENTRE LIBROS

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