miércoles, 11 de junio de 2008

Bodas de Isabel de Segura LA REVISTA

Todos sabemos que Diego de Marcilla partió a la guerra en busca de fortuna y estuvo fuera cinco años. Todos conocemos los trágicos sucesos que acontecieron a su regreso en aquel Teruel del siglo XIII. Lo que todos ignoramos es qué ocurrió durante este lustro que se "salta" la tradición de Los Amantes de Teruel. Francisco Oliver ha puesto a trabajar su imaginación y nos lo cuenta en la novela "La promesa del almogávar".


- ¿Por qué esta novela, y por qué sobre este tema?
- Porque hacía falta, y porque el hecho de haber participado tantos años como actor en las bodas me influyó notablemente. Creéme si te digo que todo se me ocurrió subiendo la cuesta de la andaquilla, vestido de almogávar, acompañando a nuestro señor Diego (todos lo años se reencarna en uno de nuestros jóvenes) con el griterío , las banderas, nuestra gente. Sí, allí y en ese momento nació la idea. ¿De dónde venía Diego? ¿Dónde había estado? Una parte de nuestra leyenda y de nuestra tradición que casi siempre hemos descuidado. Me puse las pilas, recopilé todos los datos que se tenía sobre él y su trayectoria, reuní todas las posibilidades, me documenté hasta la extenuación, hice fichas, mapas, recluté personajes. Casi la totalidad de los mismos son reales y su biografías se encuentran en los libros de historia. Creé dos argumentos que luego entrelacé, el primero el devenir histórico del momento, paso a paso, cronológico. Luego la posible intervención de Juan Diego en ellos, con diálogos fruto de la fantasía pero dentro de un contexto histórico real. Inicio, nudo y desenlace. Así parí "La promesa del almogávar" 588 pgs.
- ¿Nos hace un breve resumen del contenido?
- Lo que todos sabemos y otras cosas que nunca nos contaron, Diego tiene un plazo para cumplir su promesa, necesita urgentemente de fortuna suficiente para poder acceder al matrimonio con Isabel, parte a la guerra. Pero cuando llega a ella no es lo que se había imaginado. Ojalá el lector se pueda sentir identificado con el protagonista, y a través de sus ojos ver y sentir lo que un adolescente del Teruel del siglo XIII pudo experimentar al alejarse de su tierra y de los suyos, al comprobar lo que hay que hacer para conseguir un botín, sus dudas, sus meditaciones, las contradicciones entre un fin tan noble y una conducta no siempre honesta. Yo sigo la tradición amantista, la de la leyenda.

¿Cómo es el protagonista de la novela y su contexto?
- Mi personaje es humano, y aunque no lo idealizo lo trato con todo el respeto que merece nuestra historia y nuestro pueblo. Leyenda sí, pero lo más real posible. Para la mayoría de mis paisanos el Aragón del siglo XIII es un mundo desconocido, y yo trato de explicárselo, realizo una función casi docente (soy hijo, nieto, y hermano de profesores). Diego de Marcilla se ve envuelto en los acontecimientos de aquella oscura Europa, pues la narración discurre entre Aragón, Occitania y el Al Ándalus. Un canto a la tolerancia, a la convivencia entre distintos pueblos y diferentes credos, al amor elevado a la altura de un ideal, ya no un simple sentimiento, como el mismo que desarrollaron los cátaros y los trovadores de la época. Y a los cuales Aragón no fue ajeno, sino todo lo contrario.
- Por último, ¿cuál es su visión personal de la tradición de los Amantes y de fiesta de Las Bodas de Isabel de Segura?
- Es lo mejor que le ha pasado a esta ciudad en los últimos años. Todo un fenómeno sociológico, un pueblo entero volcado en el mantenimiento, uso y disfrute de su tradición, de su historia, que es muy rica, casi tan rica como desconocida. Algo que te reconcilia con tu gente, que te ayuda a maldecir más aún el abandono al que se ha sometido a esta provincia, que te enorgullece, que te da esperanza en un futuro mejor.

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