miércoles, 26 de diciembre de 2007

viernes, 14 de diciembre de 2007

Javier Sierra

Siempre agradeceré el apoyo ante los medios que Javier Sierra hizo de esta novela el dia que realizó su Pregón en las fiestas de los Amantes de Teruel. Por ello lo traigo a este blog, por ello, y porque me gusta, fascina y comparto, la concepción que tiene de esta leyenda. Y sobre todo, como la relaciona con el desarrollo del AMOR CORTÉS
En palabras de Javier:
"Amigos, paisanos, visitantes, autoridades, amantes todos: hoy me dais la oportunidad de convertirme en trovador por un día y en heraldo de buenas nuevas. Y este turolense que os habla os lo agradece de corazón.
No sé si sabéis que los trovadores fueron una estirpe extraña, hombres capaces de convertir el lenguaje convencional en lenguaje convenido, ocultando con frecuencia tras sus versos cuestiones de gran secreto e interés. Hoy, con la historia que pretendo contaros, os revelaré uno de ellos. Uno de los que me son más queridos. Atended, pues.
En algún rincón del Sur de Francia, en las onduladas tierras de la Occitania, poco antes de que Teruel viviera la gesta de amor de Diego Marcilla e Isabel de Segura, nacieron a un tiempo varios milagros de nuestra civilización: allí vieron la luz los primeros libros sobre el Grial, las primeras cartas del tarot, el juego de la Oca, la cábala hebrea, nacieron los pioneros en el arte de trovar –esto es, de encontrar o de inventar historias; los trovadores. Esos a los que hoy represento- pero sobre todo, vio la luz el amor cortés. “Amor cortés”.
Algunos expertos han visto en ese término el disfraz de aquellos adulterios aprobados en tiempos de férrea disciplina religiosa; otros, en cambio, sólo una locura propia de los libros de caballerías. Pero estimo que tras esas dos palabras se esconde más. Mucho más. Os lo contaré. A diferencia del amor griego y libidinoso inspirado en el Ars Amandi de Ovidio, esa nueva forma de entender el vínculo entre un hombre y una mujer era sublime. En realidad, en ella no prevalecía ni la pasión ni la satisfacción del instinto inmediato, sino que en ese nuevo amor el caballero amaba por amar. Se entregaba a su dama como si fuera su vasallo, sin esperar nada a cambio.
Su gesta tenía mucho de melancólico, de nobleza, gallardía, generosidad, lealtad y elegancia. En suma, de cortesía. ¡Qué tiempos! Como muchos supondréis, amor tan cortés duró poco en la Historia. Y tenéis razón: apenas trescientos años. Entre los siglos XII y XV, para ser exactos. Pero no por casualidad el evento que nos ha reunido aquí nació en esa época. La misma que alumbró tantos mitos, anhelos imposibles, gestas de dragones, tesoros de moros y misterios. Dice nuestra leyenda –que en latín no significa sino “aquello que debe ser leído”-, que a principios del siglo XIII, justo aquí, dos muchachos se enamoraron perdidamente el uno del otro. Diego era un hijo segundón, al que no correspondía herencia ni fortuna alguna, pero que aún así pretendió con todas sus fuerzas a Isabel, bellísima doncella de esta villa. Su familia no aprobó nunca la unión, aunque concedió a Diego un plazo de cinco años para que regresara a Teruel colmado de riquezas y hazañas. Unos méritos difíciles que el joven sólo podría conquistar guerreando contra los infieles. ¡Cinco años! ¿Sabéis lo que es eso? Mil ochocientos veintiséis días. Y otras tantas noches. Casi cuarenta y cuatro mil horas de larga espera. Isabel perdió la esperanza. Y su padre, deseoso de apartarla del ensueño de aquel joven incauto que aceptó la más dura de las pruebas para merecer su amor, la casó al cumplirse el quinto año con Pedro de Azagra, un noble del señorío de Albarracín. Pero aquel Diego –ya lo sabéis- cumplió con su palabra de amante cortés: regresó triunfante de la prueba iniciática a la que fue sometido. Y como en toda iniciación que se precie, desde los remotos Ritos de Elisis a las tenidas de la moderna masonería, en la que uno muere a su vieja vida para nacer a la nueva, Diego retornó siendo héroe y caballero. Era ya tarde. Isabel estaba casada. Y Diego, que sólo pidió un beso a la novia, recibió la fría negativa de su Dama. Y con ella la desesperación que lo condujo a la muerte. Nuestro caballero murió de amor. Pero había cumplido el primer mandamiento de ese extraño amor cortés inventado en el cercano Languedoc por Guillermo IX de Poitiers, el primer trovador del que conocemos su firma y poemas, y que vivió sólo ochenta años antes de este drama. Ese mandamiento dice que el amor cortés no se consuma nunca. Y añade que la Dama, tras someter a las pruebas de fidelidad y obediencia a su candidato, nunca dará su carne como premio. ¡Extraño asunto el del amor cortés! ¡Y misterioso! Quizá no sea casualidad que éste naciera en tierras de los herejes cátaros, que rechazaban las uniones maritales como obra del mismísimo diablo, y que hacían lo imposible por no traer al mundo nuevas almas que, según creían, quedarían encerradas en la abominable prisión del cuerpo humano. Para ellos, sólo el reino del espíritu importaba. El mismo al que decidió unirse Isabel de Segura cuando, muerto Diego, accedió a darle el preciado beso que le negó en vida. Dicen que Isabel murió en el acto, acompañándole así a un desposorio eterno, muy lejos de ese matrimonio de conveniencia que la ató por poco tiempo en vida. Este, y no otro, es el misterio de las bodas que hoy celebramos. La mortal y perecedera con un hombre al que Isabel no amaba, frente a la inmortal, eterna, que contrajo con Diego Marcilla al entregarle su alma. El Mal frente al Bien. Las sombras en oposición a la luz. La eterna lucha de los opuestos. Aunque en este asunto, no es menos misterioso que la más hermosa, la más completa y dramática historia de ese amor cortés que jamás se haya escrito en el Sur de Europa, sea ésta de los Amantes de Teruel. Tal vez su origen haya que buscarlo en la visita que aquel primer trovador, Guillermo IX de Poitiers, señor de Aquitania, nos hizo en 1120. Junto a nuestro Alfonso I de Aragón derrotó a los almorávides cerca de Calamocha, en la batalla de Cutanda, y tal vez allí, al fragor del fuego de campamento, cantó sus poemas de amores imposibles por vez primera en tierras turolenses. La Dama de sus textos es como el Grial, cuyas leyendas nacerían también en los tiempos de Diego e Isabel. Esa Dama, como la Sagrada Ca, siempre se antojó algo valioso e inalcanzable; algo que exigía la mayor de las purificaciones antes de poder ser tocado. Quizá por eso, en aquellos mismos siglos, nació también el término “Notre Dame”, Nuestra Dama, para referirse a la Virgen. Un vocablo inherente al secreto del amor cortés, que expresaba así sus más altos ideales y que dio nombre a tantas catedrales góticas del Viejo Mundo. Amigos, paisanos, visitantes, autoridades, amantes todos: celebremos este año nuestro recordatorio de aquella trascendente aventura de Diego e Isabel, reconociendo que tras ella se encuentra una enseñanza profunda y bella. La que nos dice que el amor verdadero es el sublime. El que nos hace morir… para darnos a continuación la inmortalidad. Esa es la alquimia verdadera del Grial. El verdadero elixir de la eterna juventud. La única piedra filosofal. ¡Viva el Amor! ¡Viva Teruel! ¡Vivamos (eternamente) todos!"
Javier Sierra nació en Teruel en agosto de 1971, donde vivió hasta cumplir los quince años. En esta ciudad aprendió a escribir y también a dar sus primeros pasos en el mundo de la comunicación, presentando, con sólo doce años, su propio espacio en la desaparecida Radio Heraldo. Estudió periodismo en la Universidad Complutense de Madrid, fue co-fundador de la revista Año Cero en 1990, y más tarde redactor, subdirector y director de Más Allá. Publicó su primera novela, La dama azul, en 1998 aunque sería en 2004 cuando se consagraría como escritor al recibir 'La cena secreta' el galardón finalista del III Premio de Novela Ciudad de Torrevieja. Su novela 'La cena secreta' ha sido un éxito internacional sin precedentes. Entró en las listas de los libros más vendidos de The New York Times (ha sido el primer español que lo ha conseguido) y hoy está publicada en cuarenta países. Ahora vive en Málaga y espera su primer hijo para 2007.






miércoles, 12 de diciembre de 2007

Listas de ventas








Y llegó la sorpresa.
Nada más aparecer en la calle "La Promesa del Almogávar" alcanzó el puesto número tres en el ranking de novelas más vendidas en la Comunidad de Aragón.












martes, 11 de diciembre de 2007

-un video precioso

Un video precioso en el que aparece nuestro protagonista, Diego de Marcilla

los Amantes de Teruel: la más bella historia de Amor

Presentación de la edición personal






Y llegó el dia de su presentación en sociedad





Aprovecho las líneas que tan amablemente se publicaron en la web oficial de la Fundacion "Bodas de Isabel":


Francisco Oliver nos sorprende con la publicación de una novela cuyo argumento no puede ser más sugerente: las peripecias de Diego durante su ausencia de Teruel en busca de fortuna, los años previos a la trágica muerte de él y su amada, inmortalizada en la historia de los Amantes.
Es la "ópera prima" de este autor, gran conocedor de la celebración de Las Bodas de Isabel en la que participa activamente como integrante del grupo de los Almogávares. Está prologada por el profesor e investigador Juan Villalba y ha contado con el patrocinio de Caja Rural de Teruel. Con una tirada inicial de mil ejemplares, la editorial Nuevos Escritores la distribuirá por toda España, incluidas librerías especializadas, Casa del Libro y El Corte Inglés.
Oliver se define como de Teruel "aunque nacido en el éxodo de mi pueblo (Barcelona)", es funcionario, casado y con un hijo, y se inició en la literatura con una columna dominical en "Diario de Teruel" titulada "Aragón exotérico".
En el acto de presentación, el pasado 13 de febrero de 2007, Oliver anunció que ya está en marcha la segunda edición de este libro, que incluye el prólogo de Juan Villalba "olvidado" por los editores. Celebrado en el Museo de Teruel que se llenó totalmente de público, contó con la asistencia de un nutrida representación de almogávares con sus trajes de batalla -gritos de guerra incluidos-, uno de los grupos de Las Bodas de Isabel de Segura, al que pertenece Francisco Oliver.
El profesor Juan Villalba manifestó que el manuscrito que le había facilitado el autor había pasado la prueba de calidad definitiva al gustarle a su hija adolescente, gran aficionada a la novela histórica, y leyó el prólogo que también reproducimos en esta página. Enrique Giménez, representante de Caja Rural de Teruel, destacó que una de las mayores satisfacciones de su cargo son este tipo de patrocinios, aquí a un escritor novel de la tierra, y recordó la tradición medieval de su localidad natal, Monreal del Campo, lo cual siempre le ha hecho interesarse por la época y por las órdenes militares. Los asistentes fueron invitados a un refresco en la sede de los Almogávares, que todos los años instalan en el patio del pub Flanaghan's.










lunes, 10 de diciembre de 2007

- entrevista

- 22 de enero de 2.007 noticia en la portada de la revista vitual de la Fundación Bodas de Isabel
http://revista.bodasdeisabel.com/


"La promesa del Almogávar, una novela sobre Diego de Marcilla"
El próximo 13 de febrero a las ocho de la tarde tendrá lugar en el Museo Provincial de Teruel la presentación de la novela "La promesa del Almogávar", cuyo autor, Francisco Oliver, encontró su inspiración en el contexto de Las Bodas de Isabel de Segura, fiesta en la que participa activamente como miembro del grupo de los Almogávares. En ella narra las peripecias de Diego de Marcilla en su búsqueda de fortuna, es de la editorial Nuevos Escritores, y cuenta con la financiación de Caja Rural de Teruel.



"SE ME OCURRIÓ SUBIENDO LA ANDAQUILLA, VESTIDO DE ALMOGÁVAR"

Francisco Oliver nos adelanta el contenido de su nueva novela
Todos sabemos que Diego de Marcilla partió a la guerra en busca de fortuna y estuvo fuera cinco años. Todos conocemos los trágicos sucesos que acontecieron a su regreso en aquel Teruel del siglo XIII. Lo que todos ignoramos es qué ocurrió durante este lustro que se "salta" la tradición de Los Amantes de Teruel. Francisco Oliver ha puesto a trabajar su imaginación y nos lo cuenta en la novela "La promesa del almogávar".

- ¿Por qué esta novela, y por qué sobre este tema?

Porque hacía falta, y porque el hecho de haber participado tantos años como actor en las bodas me influyó notablemente. Creéme si te digo que todo se me ocurrió subiendo la cuesta de la andaquilla, vestido de almogávar, acompañando a nuestro señor Diego (todos lo años se reencarna en uno de nuestros jóvenes) con el griterío , las banderas, nuestra gente. Sí, allí y en ese momento nació la idea. ¿De dónde venía Diego? ¿Dónde había estado? Una parte de nuestra leyenda y de nuestra tradición que casi siempre hemos descuidado. Me puse las pilas, recopilé todos los datos que se tenía sobre él y su trayectoria, reuní todas las posibilidades, me documenté hasta la extenuación, hice fichas, mapas, recluté personajes. Casi la totalidad de los mismos son reales y su biografías se encuentran en los libros de historia. Creé dos argumentos que luego entrelacé, el primero el devenir histórico del momento, paso a paso, cronológico. Luego la posible intervención de Juan Diego en ellos, con diálogos fruto de la fantasía pero dentro de un contexto histórico real. Inicio, nudo y desenlace. Así parí "La promesa del almogávar" 588 pgs.

¿Nos hace un breve resumen del contenido?

- Lo que todos sabemos y otras cosas que nunca nos contaron, Diego tiene un plazo para cumplir su promesa, necesita urgentemente de fortuna suficiente para poder acceder al matrimonio con Isabel, parte a la guerra. Pero
cuando llega a ella no es lo que se había imaginado. Ojalá el lector se pueda sentir identificado con el protagonista, y a través de sus ojos ver y sentir lo que un adolescente del Teruel del siglo XIII pudo experimentar al alejarse de su tierra y de los suyos, al comprobar lo que hay que hacer para conseguir un botín, sus dudas, sus meditaciones, las contradicciones entre un fin tan noble y una conducta no siempre honesta. Yo sigo la tradición amantista, la de la leyenda.

- ¿Cómo es el protagonista de la novela y su contexto?

- Mi personaje es humano, y aunque no lo idealizo lo trato con todo el respeto que merece nuestra historia y nuestro pueblo. Leyenda sí, pero lo más real posible. Para la mayoría de mis paisanos el Aragón del siglo XIII es un mundo desconocido, y yo trato de explicárselo, realizo una función casi docente (soy hijo, nieto, y hermano de profesores). Diego de Marcilla se ve envuelto en los acontecimientos de aquella oscura Europa, pues la narración discurre entre Aragón, Occitania y el Al Ándalus. Un canto a la tolerancia, a la convivencia entre distintos pueblos y diferentes credos, al amor elevado a la altura de un ideal, ya no un simple sentimiento, como el mismo que desarrollaron los cátaros y los trovadores de la época. Y a los cuales Aragón no fue ajeno, sino todo lo contrario.

- Por último, ¿cuál es su visión personal de la tradición de los Amantes y de fiesta de Las Bodas de Isabel de Segura?

- Es lo mejor que le ha pasado a esta ciudad en los últimos años. Todo un fenómeno sociológico, un pueblo entero volcado en el mantenimiento, uso y disfrute de su tradición, de su historia, que es muy rica, casi tan rica como desconocida. Algo que te reconcilia con tu gente, que te ayuda a maldecir más aún el abandono al que se ha sometido a esta provincia, que te enorgullece, que te da esperanza en un futuro mejor.