martes, 13 de mayo de 2008
Crítica de la Revista Literaria "NUEVA OPINIÓN" a la Promesa del almogávar
La promesa del almogávar (Francisco Oliver Jarque)
por Ana Gómez
Pocas veces ocurre que, al leer una novela, se realicen tantos descubrimientos. Sabemos que Teruel existe, pero no se suele conocer el importante papel que desempeñaron sus habitantes en una época tan importante como lo fue la Edad Media. Conocemos, unos más, otros menos, que existieron los Amantes de Teruel, incluso sabemos cuál fue su triste fin, pero ¿alguien se ha preguntado dónde estuvo y haciendo qué el fiel amante Diego de Marcilla mientras hacía fortuna para poder casarse con su amada?
La promesa del almogávar da respuesta a esta pregunta; quizá los hechos no fueron exactamente como nos los relata Francisco Oliver, pero seguramente fueron muy similares. Porque basta con comenzar su lectura para que este libro se convierta en una máquina del tiempo que nos lleva al siglo XIII.
De pronto aparecen ante nuestros ojos personas que, a pesar de tener costumbres tan distintas a las nuestras, sienten como nosotros, tienen motivaciones iguales a las que nos mueven hoy día y viven en un mundo duro, cambiante, donde las antiguas creencias se resisten a morir y dejar paso a la hegemonía de la Iglesia Católica. También descubrimos, como si lo estuviéramos viviendo, cómo los distintos dirigentes, cristianos y musulmanes, trataban de ampliar sus territorios. Y todos ellos, nobles, villanos, clérigos, son seres humanos como los demás; no hay héroes divinos, no hay malvados diabólicos, sólo personas.
Pero también se nos muestran aspectos de aquella época que, de conocerlos, normalmente lo hacemos sólo de forma superficial. Quiénes eran los trovadores, además de unos hombres que hacían canciones para las damas, quiénes los occitanos, cómo eran los musulmanes y, principalmente, quiénes eran los almogávares. Porque ellos son el gran descubrimiento, y lo son porque, de unos personajes apenas nombrados en los libros de historia, Francisco Oliver nos descubre sus tradiciones, sus costumbres, su enorme coraje y su gran importancia en el desarrollo de la historia de nuestro país.
Si se quiere vivir una gran aventura, una historia de amor, un viaje de descubrimiento en el tiempo y el espacio, hay que leer La promesa del almogávar. Después, además, habremos comprendido y aprendido a amar un poco más a nuestra tierra y a los lugares de ella que apenas conocemos, pero que tanta importancia han tenido en lo que hoy somos.
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