jueves, 13 de noviembre de 2008

Los Amantes de Teruel -a solas-


Muchas personas han visitado en Teruel el Mausoleo de los Amantes, lugar donde reposan los venerados restos de nuestro protagonista Diego de Marcilla y de la que fue su prometida Isabel de Segura.



Pero sin lugar a dudas, la imagen más
representativa y conocida es la de las esculturas
de alabastro, bajo las que reposan los restos de
Isabel y Diego, inspirada obra del escultor
Juan de Ávalos.

Su origen data de mediados de los
años 50, durante una visita que el autor realizó
a Teruel a instancias de sus amigos Clemente
Pamplona y José Mª Belloch, decididos impulsores
de la historia de los Amantes y autores de una
obra de teatro sobre la misma que con gran éxito
de público fue puesta en escena.

Juan de Ávalos comprendió enseguida toda la belleza y poesía del drama amoroso de Isabel y Diego y acertó de pleno al plasmarlo en las dos figuras que rematan el mausoleo sobre dos bellísimas cajas de celosía labrada en alabrastro.

Las bellísimas y perfectamente labradas de Isabel y Diego, reposan con sus cabezas ligeramente inclinadas una hacia la otra, y la mano de Isabel extendida hacia la de Diego sin apenas rozarla, gesto este que simboliza toda la poesía y la grandeza de su amor imposible.
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Todo esto es conocido y está muy bien. Pero alguien se ha preguntado ¿qué hacen los Amantes cuando están a solas?
La respuesta puede ser sorprendente, y también entrañable.

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